EL ANALFABETISMO EMOCIONAL

El ser humano contemporáneo sufre de un pavoroso empobrecimiento histórico, que nos tiene sumidos en un nivel absoluto de analfabetismo emocional. Estamos al tanto de los índices, de las fluctuaciones, de los bits y de lo que sucede al otro lado del mundo, pero nada sabemos de nuestra vida afectiva y emocional, por lo que continuamos exhibiendo gran torpeza en nuestras relaciones personales.
Hemos desterrado las emociones y la afectividad del palacio del conocimiento. Dolor y torpeza nos afecta a todos, pues si alguna cosa está democráticamente distribuida en nuestra sociedad, es la torpeza emocional. Ricos y pobres, iletrados y posgraduados, todos manifiestan igual nivel de irracionalidad afectiva y analfabetismo emocional.
Nadie está dispuesto a devolver un llamado telefónico, a conversar con un amigo, a leer, a pensar y reflexionar. Contamos nuestros bienes pero no nuestras pasiones.
Vivimos un mundo de pequeñas relaciones corto-placistas, sin generación de redes y amigos. Nada debe distraer al "conquistador" de su objetivo grandioso: someter a los demás a su hegemonía política y a sus redes de mercado.
¿Cómo podemos entonces definir la inteligencia emocional? Quizá como una interrelación entre el cerebro y el corazón. Una persona con elevado Q.I. posee alto nivel de competencia técnica mientras que un elevado Q.E. significa un alto nivel de competencia humana.

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